En el artículo el autor describe su visita a varios centros educativos de primaria y secundaria en Finlandia. El sistema educativo finlandés se considera referente por los excelentes resultados académicos que obtiene, lo que ha despertado un gran interés en otros países por conocer el motivo de este éxito. Sin embargo me llama la atención que los profesores entrevistados en esta visita no hacen grandes discursos pedagógicos. Parece que el valor añadido que aportan a la educación de sus alumnos se basa en dominar estrategias para crear en el aula un clima propicio para el aprendizaje.
Algunas de estas estrategias son de motivación para el aprendizaje, procurando la participación de todos los alumnos aunque no exigiendo que esta se produzca en todas las actividades ni con la misma intensidad, respetando la forma de ser de cada alumno. Por ejemplo, se les incentiva a hablar en público respetando los turnos, valorando la intervención de los alumnos más reacios y procurando que haya un clima de respeto mutuo entre alumnos y con el profesor para que de forma espontánea se animen a hablar.
Para que una persona quiera aprender, además de sentir curiosidad, es imprescindible que se sienta segura y relajada y que asuma la responsabilidad de su propio aprendizaje. Por ello el profesorado fomenta la autonomía y la colaboración en las aulas. Además hay un contacto estrecho con las familias, que trata de promover una buena educación de los alumnos, tanto dentro como fuera del aula.
Nuevamente el profesorado procura atender la diversidad de sus alumnos tratando de conocer y respetar sus diferentes ritmos de aprendizaje. Me ha llamado la atención el caso que comenta el autor de algunos alumnos que habían acabado una actividad de lengua y se habían puesto a estudiar para un exámen de matemáticas. Esa flexibilidad que les permite estudiar una asignatura en una clase de otra demuestra el alto grado de autonomía y responsabilidad que se les permite a los alumnos.
Los profesores además, son capaces de cambiar de estrategia cuando una no les funciona, adaptándose a la realidad del aula en la organización de las clases. Gran parte del aprendizaje de sus alumnos se basa en aprender haciendo actividades dirigidas por el profesor individuales o en grupo. Así, desde primaria se da gran importancia a los trabajos manuales, de investigación a través de internet y haciendo salidas fuera del aula (colegios e institutos se encuentran a menudo en entornos naturales), ejercicios en el aula, tocan diversos instrumentos en secundaria...
Las sesiones son cortas y con descansos regulares (45 minutos de clase, 15 minutos de descanso) y las actividades son variadas para tratar de mantener el interés, lo que permite un gran aprovechamiento del tiempo de trabajo. Me ha sorprendido que los alumnos puedan salir de clase sin dar una explicación al profesor ya que aquí esto no ocurre hasta la educación superior.
Otro motivo que puede ayudar a explicar el éxito de este sistema educativo es el tiempo que se le dedica a fomentar la capacidad linguística en el idioma materno, tanto escrito como oral, como llave para aprender a relacionarse en sociedad y para adquirir el resto de aprendizajes.
Como conclusión diría que en Finlandia se ha invertido sobre todo en capital humano, priorizando un clima en el aula que propicie el interés por aprender y respetando los ritmos de aprendizaje, fomentando la responsabilidad y autonomía.